jueves, 29 de octubre de 2009

Navegando

En el abrir de una ventana,
las emociones y las carencias
se voltean a vernos
con tan sólo un botón presionar.
No soy de carne, no soy de hueso
no tengo vida que proclamar.
no eres de plástico ni de cemento
ni te impulsa la soledad.
las metas, como las nubes
de escalera de piedras de sal.
y si tus labios de carne ajena
deboraran mi manglar.
yo te tendría,
tocando tus poros...
traspasándo mi lumbral.
más presintiendo la caída,
desde la caja de metal.
la pantalla no refleja
lo que el dolor empieza a formar
que todo se transfigura
y cuando el hombre ideal
apaga el interruptor de sus sueños

yo dejo de respirar.



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